CAPITULO IV
Corría una fecha inmemorial, eran los albores de la raza poderosa, de la raza dominante,
poseedora de una inteligencia diferente, ¿diferente?, si, diferente: creativa,
no necesariamente sujeta a mandatos, se obedece, pero se puede desobedecer
también. Qué es lo que hace posible que exista una raza con tal capacidad,
bueno esto es un misterio y existen muchas respuestas, variadas, alocadas,
“creativas”. Van de los intentos científicos, a especulaciones filosóficas, llegando
hasta las afirmaciones religiosas. Mientras las ciencias quieren explicar
la creatividad como producto de un
proceso evolutivo, las religiones
señalan que la creatividad es un don de los dioses o de algún dios y la
filosofía razona y especula en torno a ambas. Bueno, lo cierto es que la raza
poderosa es creativa y en esa creatividad surgen cualquier cantidad de ideas
que procuran en lo superficial hacer feliz al hombre o a la mujer (para que no
se enojen los abogados del género) y en lo esencial, se quiere trascender y
entendemos por trascender, lo opuesto a morir, a desaparecer. Nadie quiere
morirse, nadie quiere desaparecer, ser olvidado, nos gusta que nos recuerden,
que nos celebren, que nos piropeen, que
nos exalten lo vanidoso que somos por naturaleza, en fin, quién quiere dejar
esto, nadie y esto ha sido así desde la fecha inmemorial. Entonces, la raza
poderosa siempre ha buscado, ha luchado, por trascender, es por eso que muchos
sacrificaron sus vidas en busca de la fuente de la eterna juventud, también
esto explica el apogeo de las religiones que ofrecen la trascendencia máxima
por medio de la vida eterna. Nadie quiere morirse. Y en los tiempos
inmemoriales, haciendo uso de la inteligencia creativa, nuestros ancestros,
idearon diversos rituales para hacerle frente a la muerte y entre estos el más poderoso, el más
secreto, el más sagrado fue y será
siempre, el Ritual de la oración del puro.
Y para que diese siempre resultado, se escribió en tablas de piedra,
para que no se perdiera ningún detalle de su desarrollo. Estas tablas de piedra
originales fueron escondidas de manera muy secreta. Solamente los jefes de las
tribus, que desde un inicio eran doce y que formaban el consejo de los doce
soles, traduciendo esto sería como decir, el consejo de los doce iluminados,
sabían el lugar exacto donde están las tablas que contenían las indicaciones
específicas para desarrollar la oración del puro. La estrategia y acuerdo
sabio, coherente y egoísta de los doce soles, era que solo a los doce soles con
sus respectivas lunas se les permitirían desarrollar en beneficio propio, la
oración del puro. Como pueden observar
queridos lectores, eso de que los
dirigentes tomen decisiones en su propio beneficio, excluyendo a las mayorías
no es nada nuevo, esto ha existido siempre, lo que cambia son las formas, lo
métodos y las personas que lo aplican. Bueno, los doce soles no querían cambiar
ellos, querían con sus privilegios trascender por la eternidad, querían vida
eterna, como todos, nadie quiere
morirse, por eso es que la medicina científica o la mágica, tienen tanto
impacto, por que nadie quiere desaparecer. Todos queremos trascender. Los doce
iluminados tenían su ritual y no lo querían compartir, como no comparten los
dictadores, políticos, avaros de poder que convierten a la vanidad en su pecado
o en su fortaleza favorita. Cada cien años el sol y la luna, debidamente
alineados es decir de acuerdo en todo, deberían
llevar el manual del ritual , el
puro, los polvos y menjurjes necesarios y a las doce pm en punto, en un lugar previamente escogido del
cementerio local deberían entonces desarrollar
todo lo señalado y de esa manera se obtendrían cien años más de alargamiento de lo que es lindo alargar, es decir, la vida.
Este ritual se ha
practicado durante siglos, desde la fecha inmemorial, es por eso que los doce
soles y las doce lunas están dispersos por toda la madre tierra y entonces no
es de extrañar, las semejanzas en el gobernar, que tienen los gobiernos, separados por la distancia y por
el tiempo. El origen es el mismo: los doce soles y las doce lunas primeras.
Todos alineados en todo y esto se ha transmitido a través del ritual de la
oración del puro, que cada cien años da cien más y marca y renueva la
naturaleza del alma de la raza poderosa. Sol y luna debidamente alineados para
que el alargamiento vital tenga éxito, formando una sola persona aunque con
diferentes cuerpos, no peleando por imponerse o destruirse sino colaborando uno
en favor del otro para trascender los desafíos del tiempo. Estos
privilegiados, iluminados, han llegado
hasta nuestros días y lo han
logrado precisamente por mantenerse
fieles y disciplinados en la práctica de
lo acordado desde la fecha inmemorial. Don Sergio Rovira y Doña Eulalia Ponce,
estaban a punto de desarrollar por enésima vez la Oración del puro, que les
daría cien años más de deliciosa vida. Lo que
ellos nunca imaginaron, era el torbellino de acontecimientos que se les
venía encima y que podía echar por tierra y destruir de tajo lo construido y
trascendido, durante tantas centurias, desde la fecha inmemorial. Pero ellos no
estaban dispuestos a permitir que nadie
se les interpusiera en lo previsto, fuera quien fuera, y sabiendo que sol y
luna debidamente alineados son indestructibles es decir que juntos son
dinamita.