CAPITULO V
Lo más importante es lo más importante y no cabe
la menor duda para la discusión, que en este punto lo que más importa es vivir
por siempre y vivir Yo (Que sagrado egoísmo), y en busca de este objetivo hay
que sacrificar lo que se tenga que sacrificar. Entonces, en este contexto de realismo mágico, los Rovira Ponce,
prepararon con sumo y delicado detalle todo el instrumental necesario para
desarrollar sin la posibilidad del mínimo error el portentoso ritual de la
Oración del Puro. Pusieron todo lo requerido en un costal negro que tenía
grabado muchos símbolos de misteriosa explicación, pero, esto es lo menos
importante, porque lo que realmente importaba
era Flor Azucena, y por qué Flor Azucena, bueno, porque esa linda moza de los campos de Morazán y virgen como algún día lo fueron nuestros bosques, era el
principal ingrediente de la oración del
Puro, ya que este ritual exigía el derramamiento de sangre virginal, de sangre no contaminada por la lujuria
causante esta última del pecado original
y de muchísimos pecados más que la humanidad ha cometido a través de la
historia y los sigue y seguirá cometiendo. Porque para el homo sapiens no hay
mayor tentación que la lujuria y si a este menú le agregamos lo prohibido, la
fórmula se vuelve demasiado sugestiva. Bueno como les iba diciendo, la virgen de los Rovira Ponce tenía los días contados. Por la mente de Flor
azucena, no se percibía nada de lo que
los padres tenían planeado. En la mente de Flor Azucena que junto con su novio,
paseaban por los alrededores del bello
el Matasanos, lo único que tenía cabida era el deseo desenfrenado y mal evitado
que sentía el uno por el otro. Mientras sus padres zopilotes preparaban el
ritual ancestral, los novios, los cotorritos, los “sinvergüenzas”
estaban besándose de manera descontrolada a la
a la ribera de un río que pasa a
la orilla de El Matasanos. Pasaron los minutos y los cuerpos se desnudaron, lo
gemidos aumentaron y las aguas cristalinas del río el toronjo fueron testigos de lo más natural, que practica la humanidad, es decir la unión
de dos carnes que se desean, de dos anatomías
que se acoplan en un acto heterosexual y que culminan con una explosión de sonido y
fluidos que por un instante le hacen
pensar a los participante que han conocido el paraíso. Los novios fornicaron y aunque al finalizar
estaban un poco asustados aunque no
arrepentidos ya que lo habían disfrutado al máximo y además de eso
estaban pronto por casarse, eso era lo
que ellos pensaban porque como todos, poseedores de mentes finitas, limitadas,
creemos que los eventos se darán de cierta manera porque en realidad
desconocemos lo que el destino nos tiene preparado y si no véalo usted como se equivocan los
profetas modernos: famosos economistas,
religiosos apocalípticos, políticos fanáticos y esto es así porque somos una raza
limitada que queremos imitar y jugar a ser dioses, lo cierto es que no podemos predecir con exactitud el porvenir ya
que esto es un don de los dioses .
Bueno los novios tenían planes
pero el destino tenía los propios y ahora con la fornicación de los novios, todo se había complicado y esto
era algo catastrófico con consecuencias
imprevisibles. La desflorada y el desflorador, se bañaron en el río y lavaron
sus pecados, no sin antes repetir el acto fornicario pero ahora con el río no como espectador sino como
participante. Después del natural éxtasis, se vistieron, besaron, se amaron y
empezaron a caminar rumbo al hogar de los zopilotes, sin sospechar en lo más
mínimo lo que les esperaba, lo que los
amenazaba, lo que daría un giro brusco a sus jóvenes vidas.