“FELIZ O NO FELIZ, ESTA ES
LA PREGUNTA”
(Un Ensayo sobre la
felicidad)
Introducción
Este
día, nueve de marzo del dos mil doce, a las nueve de la mañana, al abrir un
correo electrónico, que me envió el decano de la Facultad de Ciencias y
Humanidades de la Universidad para la cual actualmente trabajo, me encontré con
un interesante e inspirador artículo que enfoca el tema de la felicidad humana.
Después de leerlo quedé inspirado, motivado y pensativo. Y Es que en pleno
siglo XXI, donde la tecnología ha tenido un despunte increíble, donde el hombre
ha hecho muchos y notables avances en diversas áreas científicas, el asunto de
la felicidad sigue siendo la pregunta y como dice en el artículo leído “El quid
para ser feliz no está pues en el tener o no tener sino en el ser o no ser, that
is the question!”. Por lo tanto he tomado dos decisiones: primeramente he
decidido ser plenamente feliz y en segundo lugar, iniciar en este momento y con
esta introducción la escritura de un ensayo para dejar una pequeña y quizá
hasta grande aportación sobre este complejo y hasta misterioso tema de la
felicidad humana.
No
en pocas situaciones, muchos nos dedicamos desde el punto de vista de nuestras
profesiones y trabajos a hablar sobre la felicidad y el ser feliz, por medio de
clases, charlas, seminarios, etc, pero lo contradictorio es que hablando nos
damos cuenta, que tenemos el conocimiento teórico, lo podemos expresar, pero no
logramos en nuestras vidas el vivir en plenitud de felicidad. Como psicólogo
que soy de profesión y como catedrático universitario en el área de la
psicopatología, analizamos constantemente con colegas y estudiantes, la
conducta humana, el dolor, el sufrimiento y por supuesto lo importante aquí es
cómo ayudar a la gente, que a pesar de todos estos problemas, podamos vivir
felices. Y creo sinceramente, que para ayudar a las personas a ser felices,
debo como consejero, haber alcanzado una buena dosis de felicidad continua y
estable en mi vida, porque sería la única manera ética de enseñarles a otros el
camino a recorrer en este asunto de la felicidad. De lo contrario sería un
engaño, una simple transmisión de conocimiento teórico.
Sobre
este tema se ha escrito mucho, se ha filosofado más y se ha hablado demasiado,
pero ¿somos más felices que nuestros antepasados? Indudablemente, por la
cantidad de las aportaciones sobre el tema, podemos contundentemente decir que
cuantitativamente hemos superado a las producciones del pasado, y poseemos más
cosas materiales, pero, ¿cualitativamente lo hemos logrado? ¿Somos más felices
que antes? Indudablemente tenemos acceso a más cosas, tecnología que nos intercomunica
permanentemente, mecánicamente y hasta abusivamente, más acceso a la moda
variada, frenética y hasta alocada, mejor acceso al cuidado de la salud y
podemos seguir enumerando, pero la pregunta sigue, ¿Somos más plenamente
felices?
Muchos
ricos y famosos se suicidan o se drogan porque las posesiones materiales que
tienen, no les alcanzan para sentirse realizados y con disfrute interior y
entonces se refugian en los efectos pasajeros, relajantes o alucinatorios de
las drogas. Otras personas tienen una linda familia, estabilidad económica,
están tranquilos, pero no son felices, viven con mucha amargura, no disfrutan
de la vida, tienen una percepción gris del mundo que los rodea. Y entonces qué
pasa con la felicidad. Todos queremos vivir y vivir felices, pero por qué no lo
logro, por qué se me escapa la felicidad, es posible alcanzarla o estamos
condenados a la infelicidad. Bueno, esta búsqueda de la felicidad como la
fuente de la eterna juventud es el motor vitalizador de este ensayo que ha
nacido como una inspiración mañanera y se me está convirtiendo en una sabrosa
“obsesión” duradera.
En
este mi primer ensayo sobre este tema, porque lo más seguro es que habrán otros,
solamente abordaremos tres cosas de la felicidad:
¿Qué
es?, ¿Qué la produce? y ¿Cómo la implementamos?
I CAPITULO
¿QUÉ ES?
La
felicidad, es un estado interior en donde están involucrados aspectos
cognitivos, afectivos y volitivos. Es una sensación de tranquilidad y de paz
que nos permite a los seres humanos disfrutar de este mundo en el cual hemos
nacido. Cuando estamos felices todo nos parece diferente, más bonito, más
agradable. Estoy más dispuesto para el aprendizaje, para el amor y para hacer
cosas. Es decir entonces, que la felicidad es un requisito indispensable para
que la vida que Dios nos ha regalado, valga la pena vivirla.
La
felicidad, mis queridos lectores es pegarle una mordida a la vida y sentir que
está muy sabrosa. Y lo importante de este fenómeno, es que nos permite a los
seres humanos estar en medio de diferentes situaciones inclusive adversas y aun
así, poder disfrutar el vivir. Podemos
estar en medio de una tormenta de problemas y a pesar de ello poder dormir
profundamente, poder estar tranquilos y encontrarle sentido a la vida. La
felicidad es la gran capacidad humana de poder disfrutar de la vida a pesar de
los diferentes avatares que esta nos presenta.
Entonces
la felicidad es un estado de ánimo, que nos produce satisfacción, goce,
contentamiento y que rico es cuando uno se siente así. Bueno entonces hay que
procurar tener una estructura psicológica, de tal manera que en forma de
hábitos, rituales y costumbres nos esté catapultando constantemente a un estado
donde podamos sentirnos realizados, de tal manera que esto nos permita, el
poder disfrutar de cada momento de nuestro paso por este mundo. Menciono esto
porque, la vida está compuesta por momentos y si no los disfrutamos, entonces
los estamos desperdiciando y esto es como que te regalen ochenta mangos
maduros, sabrosos y solo te comas veinte, quiere decir que dejaste de disfrutar
sesenta, esto según el sentido común sería un pésimo negocio. ¿Cuántos años nos
regala Dios o la vida?, ochenta, setenta, sesenta, bueno lo importante es que
disfrutemos lo más que podamos. Y creo que hace mejor negocio el que de veinte
mangos se come doce que aquel que de ochenta se coma solamente veinte. Esto nos
indica que si solo viviéramos treinta y tres años como le sucedió a Jesucristo
de Nazaret, pero bien disfrutados, es mucho mejor negocio que vivir ochenta,
rumiando dolor, odio y amargura. No sabemos cuánto vamos a vivir, ni cuándo
vamos a morir, porque la muerte viene como ladrón en la noche, pero si podemos
decidir ser felices en todos los años que nos queda por vivir. Quiero hacer
énfasis en que la felicidad no es una conducta, no es una mueca sonriente, no,
la felicidad es un estado de ánimo, es una situación interior, que nos permite
estar bien, alejados de la desesperación, del estrés y de la depresión. Muchas
veces tenemos que sonreír cuando lo que queremos es llorar, otras veces
hablamos de felicidad pero ni nosotros mismos nos las creemos ya que no la
sentimos, la felicidad no es hablarlo, sino que es sentirlo y a partir de aquí
hablarlo. Hablar de felicidad, es superficial, lo importante es sentirla,
vivirla. Muchas veces he escuchado a diferentes personas hablar de lo
importante de ser felices, pero los observo tristes, amargados, con relaciones
interpersonales dañinas y entonces en dónde quedaron los discursos. Bueno, los
discursos quedaron en el aire porque provenían fundamentalmente de la parte
cognitiva y lo importante en la felicidad es sentirla, vivirla y esto tiene
relación fundamentalmente con la parte afectiva. No tengo que sonreír siempre
que estoy feliz, pero cuando estoy feliz, disfruto y cuando disfruto, mi
carácter se dulcifica y cuando esto sucede mis relaciones humanas mejoran. Y si
no, observa a las personas, cuando el equipo de sus amores gana, qué pasa,
bueno sencillamente están felices y están más dispuestas a celebrar con gritos
de júbilo, a abrazarse y sentimos entonces en ese momento, que la vida vale la
pena vivirla y nos olvidamos por algunos instantes de las penas de este mundo y
este es el milagro de la felicidad. Observa también al enamorado, qué pasa,
bueno se siente en plenitud, está feliz, mira brillante al mundo, a la amada o
al amado sin defectos, es la felicidad del amor, es un milagro psicológico, es
la terapia de las endorfinas, esto también es un milagro, algo mágico. Por eso
la Biblia dice que Dios es amor, en otras palabras, una fuente inagotable de
felicidad para el que cree.
La
felicidad no nos deja estáticos sino, que nos transforma, nos permite sentirnos
realizados y en estas condiciones somos más productivos, estamos más
dispuestos. En esta lógica de ideas vale la pena buscarla, encontrarla y
vivirla. La felicidad no es una filosofía aunque esta nos puede ayudar en la
búsqueda. La Felicidad es una vivencia. Toda orientación, toda terapia tienen
como propósito final, ayudar al sufriente a ser feliz. Sin felicidad, qué queda
para nosotros, bueno, tristeza, amargura, soledad, vacío existencial. Jesús
prometía paz para sus seguidores y la paz es una manera de llamar a la
felicidad es decir, que cuando alguien tiene paz en su interior, prácticamente
tiene altos niveles de felicidad. Jesús decía que él daría una paz, pero no
como la dan los hombres, y ¿cómo dan la paz los hombres?, ¿cómo dan la
felicidad?, bueno el ser humano parte de lo externo para entregar felicidad, es
decir por medio de los bienes, de las propiedades, de las joyas, del dinero,
etc., pretende de esta manera equivocada ser feliz él y hacer felices a otros.
Este estilo de vida no ha tenido los mejores resultados y abundan las historias
de personas adineradas, con todas las comodidades que el dinero nos puede conseguir
en este mundo materialista, pero, que no logran ser felices, sino que viven
llenos de amargura en medio de la riqueza. Jesús en cambio hablaba de una
felicidad, de una paz que se alcanza desde el interior hacia afuera.
Este
es un concepto interesante, que nos permite a nosotros los seres humanos el
poder aspirar a un estado de animo de plenitud, de felicidad, de
contentamiento, indistintamente, de si somos materialmente hablando ricos o
pobres. En ambos niveles: riqueza o pobreza material, se puede alcanzar la
felicidad en proporciones elevadas. Jesús, quien definió el concepto, lo
predicó y lo vivió, nos dio un ejemplo y una lección de cómo sucede esto.
Jesús
era pobre, nació en Belén de Judea, que era un lugar recóndito y pobre del
medio oriente asiático. Se creció con carencias económicas y bajo el dominio
explotador de un imperio de hierro como lo era el imperio romano. Era
carpintero, que al igual que en los tiempos de hoy, era una profesión humilde,
para gente de escasos recursos económicos. Nunca fue a la Universidad ni visitó
países desarrollados, pero sin embargo era un hombre plenamente feliz. Esto es
una lección que nos indica que la fuente de la felicidad no está en las cosas
materiales y esto es sencillamente porque la felicidad no es algo externo a
nosotros sino, que es un estado de ánimo interno. Y si tú entiendes esto y
tratas de ponerlo en práctica, estás iniciando el trayecto de la felicidad en
este mundo. Te pueden robar los bienes materiales, las joyas, los carros, etc.,
pero nadie te puede robar la felicidad a menos que tú lo permitas.
Jesús
en cierta ocasión se encontraba profundamente dormido en una barca, en el mar
de galilea, de repente el mar se embraveció, las aguas se agitaron y se
transformaron en tremendas olas, los discípulos de Jesús, quienes eran expertos
pescadores y marinos, estaban asustadísimos, sin embargo, Jesús dormía
profundamente. Cómo es posible, que un hombre pueda dormir a plenitud en medio
de la tormenta. Bueno la única respuesta que se me ocurre, es que Jesús tenía
un nivel de paz interior, de felicidad, tan elevado, que las dificultades
externas no le interrumpían su buen vivir, en este caso su buen dormir.
Nosotros,
sin embargo, nos afligimos por cualquier cosa y nos ponemos tristes y nos
desesperamos y entonces dejamos de disfrutar, lo que indica que la felicidad se
aleja de nosotros. Muchas de las cosas que nos afligen, por no decir la
mayoría, no valen la pena. La aflicción, la tristeza, el estrés, son enemigos
de la felicidad, que traen consecuencias muy dañinas para la humanidad. Muchos
se preocupan hasta niveles peligrosos, por las notas escolares, otros por las
deudas económicas, otros porque se están quedando solteros, otros porque se
están casando, otros porque se están divorciando, porque no tienen dinero o
porque tienen demasiado, porque se perciben feos, etc. Tenemos tendencias a las
preocupaciones y estas, qué nos heredan: parálisis faciales, derrames
cerebrales, alergias psicosomáticas, gastritis nerviosas, vidas intranquilas y
afligidas, que en algunos casos, terminan trágicamente en ataques cardíacos.
Bueno todas estas cosas productos de vidas preocupadas, son dañinas, por lo
tanto debemos con más razón que nunca, procurar ser felices, vivir en paz
interior. No importa cuántos años vivamos, disfrutemos cada uno de los momentos
que los conforman, en el trabajo, en la escuela, en la familia, en el campo de
deporte, en todos lados. No perdamos más el tiempo y decidamos hoy con todas
las fuerzas de nuestra voluntad, ser felices, encontrarle sentido a esta vida
tan llena de misterios y de cosas bellas. Disfrutemos con nuestros amigos, con
nuestras parejas, con nuestros familiares, no posterguemos para el día de
mañana, lo que podemos hacer hoy. Si quieres comerte unas buenas pupusas,
hazlo, si quieres ir a la playa, hazlo, si quieres viajar, lucha por lograrlo.
Si te casaste lucha por estar con tu pareja, esto aumenta la felicidad de
ambos, disfruta de los hijos, por lo tanto acompáñalos durante el proceso de
desarrollo. Disfruta el aprendizaje producto del esfuerzo, asómbrate como los
griegos, no te aflijas ni te desesperes
por las notas escolares, que esas no significan mayor cosa. Se mayéutico y
alégrate y se feliz cuando descubras la verdad. La vida tiene tantas cosas para
hacernos felices que no tiene sentido incomodar mi vida interna por cuestiones
externas, pasajeras y materiales.
Nunca
se te olvide, que nadie es dueño de tu felicidad, en gran medida tú eres el
arquitecto de tu infraestructura psíquica, por lo tanto, no entregues la
alegría, la paz, el contentamiento, en las manos de nadie, no permitas que otro
u otros decidan en esto, porque para nosotros los seres humanos, la esencia
ontológica está en nuestro interior y es ahí mi querido lector donde se
encuentra la fuente de la eterna felicidad. Ese es el campo de batalla en donde
debemos ser grandes luchadores que nos permita vencer los malos hábitos, los
perversos resabios del inconsciente, las alienaciones dañinas, que nos impiden
disfrutar de la vida como se debe. Somos libres y dueños de nuestro ser y la
meta principal de cada uno debe ser la plena realización de si mismo, porque si
no es así, entonces, cuál es el sentido de la vida. Debemos dignificar el más
allá con una vida rebosante de felicidad en el más acá.
Si
eres alguien que tiene muchas cosas buenas y deseables como una buena esposa,
buenos hijos, un buen trabajo, buena casa, suficiente comida y aun así sientes
que algo te falta, entonces enciende los sensores de alarma y busca en tu
interior, el porqué de ese vacío existencial, reflexiona con conciencia
objetiva alrededor de esa tristeza que te aflige, pregúntate si lo que te
preocupa vale la pena, si es importante, si tiene solución y es muy posible que
cuando te respondas te darás cuenta que tu vacío es simplemente una percepción
equivocada y torcida de la vida y de lo que ella ofrece. Vivir vacío no es
vivir en felicidad, el humano feliz le encuentra un sentido a la vida y
entiende que la vida tiene un propósito por lo menos en un sentido práctico y
este se resume en vivir en alegría, en buenas relaciones con mi prójimo, con mi
colega, con mi pareja, con mis hijos, en poder comer, trabajar, jugar y
divertirme con intensidad, en dar y recibir amor, en alegrarme con la alegría
de otros, en entender que la pulsión de vida debe ser moldeada alrededor de la
felicidad, para que la vida se dignifique y no se vaya a contaminar con
desánimos o intenciones perversas.
CAPITULO
II
¿QUÉ LA PRODUCE?
Ya
mencionamos en el capitulo anterior, que la felicidad es un estado de animo al
interior del ser humano y que es ahí donde nace. Por supuesto que el interior
del ser humano en el plano psíquico, no se encuentra en el estomago, en el
hígado, ni en el corazón, aunque este órgano es utilizado poética y
románticamente para ilustrar el amor y la felicidad. Lo cierto es que el
interior psíquico es competencia del cerebro, el órgano más maravilloso y
complejo que existe. Es precisamente, al funcionamiento cerebral, neuronal, al
cual hacemos referencia cuando hablamos del interior humano. Y la pregunta
clave aquí en relación con nuestro tema, es: ¿qué es lo que sucede, que provoca que el funcionamiento cerebral nos
de una sensación de felicidad, de contentamiento o por el contrario, de
amargura, de vacío, de tristeza?
El
objetivo de este trabajo no va por el detalle de la explicación neurológica,
sino más bien por la temática de las percepciones. Lo cierto es que el cerebro,
es el lugar en donde se anidan todas nuestras experiencias, buenas o malas,
nuestros conocimientos profundos o simples, nuestras intenciones vulgares o
nobles. Es en ese órgano donde convergen el id, el ego y el superego,
entrelazados entre las fronteras del consiente, el preconsciente y el
inconsciente y todos estos elementos conforman lo psicodinámico o vida interior,
y esta conformación es la que nos permite o tener una sensación dulce,
agridulce o agria de la vida. Es decir, son las percepciones y la manera en que
se acomodan en nuestro interior las responsables de nuestras actitudes
positivas o negativas. Por lo tanto mientras unos tienen una visión
apocalíptica de la vida y miran demonios, desastres y crisis por todos lados,
viviendo entre ansiedades y depresiones, llenos de angustias y pastillas para
los nervios, otros disfrutan de la vida, con profunda fe en que el mañana será
mejor que el hoy y que este es mejor que el ayer. Cuál es la diferencia, bueno
simplemente las actitudes producto de las percepciones mal o bien acomodadas.
Po lo tanto debemos reflexionar profundamente para impactar nuestro interior y
procurar construir actitudes fuertes, solidas, maduras que nos permitan
enfrentar los problemas de manera positiva, de tal forma que las dificultades
no nos desanimen sino que nos estimulen a la lucha con espíritu de victoria, de
que las cosas van a salir bien, de que al final de la oscuridad hay un sol
brillante, de que el mañana trae cosas buenas. Hay que reflexionar sobre esto,
absorberlo, practicarlo, repetir el ejercicio, hasta que se nos vuelva un
hábito, cuándo esto ocurra, podríamos decir entonces que nuestro ser, es decir,
nuestro funcionamiento cerebral ha sido impactado positivamente.
Cuando
las preocupaciones financieras, familiares o amorosas toquen la puerta de tu
vida, sumérgete en tu interior y somételas al escrutinio del análisis de las
cosas prioritarias y te darás cuenta entonces que es tu interior y no lo
externo lo que produce la felicidad. ¿Te das cuenta? Entonces ya te quedo claro,
dónde está la fuente de la felicidad.
CAPITULO
III
¿CÓMO LA IMPLEMENTAMOS?
Vivimos
convenciéndonos a nosotros mismos de que la vida será mejor después de que nos
matrimoniemos, después de que venga el primer hijo, cuando este llega, después
del segundo, etc. Cuando tenemos a nuestros niños nos sentimos preocupados y a
veces estresados por lo mucho que molestan, entonces decimos, seremos felices
cuando dejen de ser niños y maduren, pero llegan a los doce años y el asunto se
pone peor pues arriban a la etapa de la “rebeldía sin causa”, es decir la
temible adolescencia, en la cual son difíciles de tratar y a todos los padres
nos salen canas verdes. Ciertamente, nos decimos, seremos más felices cuando
salgan de esa turbulenta etapa. Posteriormente empezamos a pensar que nuestra
vida estará completa cuando a nuestro esposo o esposa le vaya mejor en el
trabajo es decir que gane más, cuando tengamos un mejor carro o una mejor casa,
cuando nos podamos ir de vacaciones sin penurias, cuando estemos jubilados,
cuando no tengamos que trabajar para vivir. La verdad, queridos lectores, que
hay que dejarnos de excusas y es que no hay mejor momento para ser felices que
AHORA, que ya, today.
¿Si
no es ahora? , ¿Cuando? Nuestra vida siempre estará llena de retos y de
problemas, eso es lo natural en la vida, por lo tanto es saludable que
admitamos esto y a partir de aquí, decidir ser felices de todas formas.
Un
pensamiento que me encanta es el siguiente: “Por largo tiempo parecía para mí
que la vida estaba a punto de comenzar, la vida de verdad. Pero siempre había
un obstáculo en el camino, algo que resolver primero, algún asunto sin terminar,
tiempo por pasar, una deuda que pagar, entonces la vida comenzaría. Hasta que
me di cuenta que esos obstáculos eran mi vida.” (Alfred D.
Souza)
Esta
perspectiva me ha llevado a reflexionar y a entender que no hay un camino hacia
la felicidad sino que la felicidad es el camino y que hay que construirla todos
los días de nuestra vida, pero vale la pena y tiene sentido hacerlo.
Así
que atesora y valora cada momento que tienes, y atesóralo más cuando lo has
compartido y lo sigues compartiendo con “alguien especial” (pareja, hijo,
padre, etc), lo suficientemente especial para compartir tu tiempo, y recuerda
que el tiempo no espera por nadie y no se puede reciclar, si lo dejaste ir no
lo puedes recuperar, pero que esto no te frustre, no tiene sentido, simplemente
si ya desperdiciaste algún tiempo en cosas banales, aprovecha lo que te queda.
Así
que deja de esperar hasta que termines la universidad, hasta que termines la
maestría, el doctorado, hasta que bajes las quince libras de más, hasta que tus
hijos se vayan de casa, hasta que te cases, hasta que te divorcies y te libres
de esa pareja “siniestra”, hasta el fin de mes (que te paguen), o el final del
año (el aguinaldo), hasta el invierno, hasta el verano, o hasta que casi mueras
por el infarto fulminante, para decidir que no hay mejor momento que este para decidir
ser feliz…
La
felicidad es un trayecto, no un destino.
Entonces
podríamos decir a manera de conclusión que para implementar la felicidad pasa
por un acto de nuestra voluntad al cual le denominaremos decisión. Hay que
decidirnos con toda la fuerza de nuestra voluntad a ser felices hoy,
inmediatamente a partir de la lectura de este ensayo y esto, llueva, truene o
tiemble. Ni un paso para atrás, sino es así la duda y la indecisión nos va a
consumir.
Un
joven le pregunta a su maestro: “hasta cuando debo esperar para decidirme a ser
feliz” y el maestro le responde, “hasta que no tengas problemas”, pero, le
replica el joven: “Yo no se cuando eso va suceder”, “entonces le dice el
maestro, si no lo sabes, empieza Ya” y otro alumno se le acerca y le dice: “y
con qué tanta fuerza de voluntad debo decidir ser feliz” y entonces el maestro
lo agarra por el cuello, lo lleva al río más cercano y lo hunde en el agua y
después de cincuenta segundos, el alumno desesperado logra salir y con gran
ansiedad y desesperación aspira aire para sobrevivir y el maestro le dices:
“cuando decidas y busques ser feliz con la misma fuerza y necesidad conque
buscaste y aspiraste el aire, de seguro la vas a encontrar”.
Entendieron
el mensaje, entonces a ser felices se ha dicho.
Nota:
y para los que creemos en Dios les quiero recordar y enfatizar que en este
esfuerzo no estamos solos.
Juan
10:10
“Yo
he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”.
Mateo
11:28
“Venid
á mí todos los que estáis trabajados y cargados, que yo os haré descansar”.
FIN
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