viernes, 3 de mayo de 2013

Ensayo sobre "la Felicidad"


“FELIZ O NO FELIZ, ESTA ES LA PREGUNTA”
(Un Ensayo sobre la felicidad)
Por: Víctor Hugo Perla (Catedrático de Psicopatología de la UGB)

Introducción
Este día, nueve de marzo del dos mil doce, a las nueve de la mañana, al abrir un correo electrónico, que me envió el decano de la Facultad de Ciencias y Humanidades de la Universidad para la cual actualmente trabajo, me encontré con un interesante e inspirador artículo que enfoca el tema de la felicidad humana. Después de leerlo quedé inspirado, motivado y pensativo. Y Es que en pleno siglo XXI, donde la tecnología ha tenido un despunte increíble, donde el hombre ha hecho muchos y notables avances en diversas áreas científicas, el asunto de la felicidad sigue siendo la pregunta y como dice en el artículo leído “El quid para ser feliz no está pues en el tener o no tener sino en el ser o no ser, that is the question!”. Por lo tanto he tomado dos decisiones: primeramente he decidido ser plenamente feliz y en segundo lugar, iniciar en este momento y con esta introducción la escritura de un ensayo para dejar una pequeña y quizá hasta grande aportación sobre este complejo y hasta misterioso tema de la felicidad humana.
No en pocas situaciones, muchos nos dedicamos desde el punto de vista de nuestras profesiones y trabajos a hablar sobre la felicidad y el ser feliz, por medio de clases, charlas, seminarios, etc, pero lo contradictorio es que hablando nos damos cuenta, que tenemos el conocimiento teórico, lo podemos expresar, pero no logramos en nuestras vidas el vivir en plenitud de felicidad. Como psicólogo que soy de profesión y como catedrático universitario en el área de la psicopatología, analizamos constantemente con colegas y estudiantes, la conducta humana, el dolor, el sufrimiento y por supuesto lo importante aquí es cómo ayudar a la gente, que a pesar de todos estos problemas, podamos vivir felices. Y creo sinceramente, que para ayudar a las personas a ser felices, debo como consejero, haber alcanzado una buena dosis de felicidad continua y estable en mi vida, porque sería la única manera ética de enseñarles a otros el camino a recorrer en este asunto de la felicidad. De lo contrario sería un engaño, una simple transmisión de conocimiento teórico.
Sobre este tema se ha escrito mucho, se ha filosofado más y se ha hablado demasiado, pero ¿somos más felices que nuestros antepasados? Indudablemente, por la cantidad de las aportaciones sobre el tema, podemos contundentemente decir que cuantitativamente hemos superado a las producciones del pasado, y poseemos más cosas materiales, pero, ¿cualitativamente lo hemos logrado? ¿Somos más felices que antes? Indudablemente tenemos acceso a más cosas, tecnología que nos intercomunica permanentemente, mecánicamente y hasta abusivamente, más acceso a la moda variada, frenética y hasta alocada, mejor acceso al cuidado de la salud y podemos seguir enumerando, pero la pregunta sigue, ¿Somos más plenamente felices?
Muchos ricos y famosos se suicidan o se drogan porque las posesiones materiales que tienen, no les alcanzan para sentirse realizados y con disfrute interior y entonces se refugian en los efectos pasajeros, relajantes o alucinatorios de las drogas. Otras personas tienen una linda familia, estabilidad económica, están tranquilos, pero no son felices, viven con mucha amargura, no disfrutan de la vida, tienen una percepción gris del mundo que los rodea. Y entonces qué pasa con la felicidad. Todos queremos vivir y vivir felices, pero por qué no lo logro, por qué se me escapa la felicidad, es posible alcanzarla o estamos condenados a la infelicidad. Bueno, esta búsqueda de la felicidad como la fuente de la eterna juventud es el motor vitalizador de este ensayo que ha nacido como una inspiración mañanera y se me está convirtiendo en una sabrosa “obsesión” duradera.
En este mi primer ensayo sobre este tema, porque lo más seguro es que habrán otros, solamente abordaremos tres cosas de la felicidad:
¿Qué es?, ¿Qué la produce? y ¿Cómo la implementamos?

 I CAPITULO
¿QUÉ ES?
La felicidad, es un estado interior en donde están involucrados aspectos cognitivos, afectivos y volitivos. Es una sensación de tranquilidad y de paz que nos permite a los seres humanos disfrutar de este mundo en el cual hemos nacido. Cuando estamos felices todo nos parece diferente, más bonito, más agradable. Estoy más dispuesto para el aprendizaje, para el amor y para hacer cosas. Es decir entonces, que la felicidad es un requisito indispensable para que la vida que Dios nos ha regalado, valga la pena vivirla.
La felicidad, mis queridos lectores es pegarle una mordida a la vida y sentir que está muy sabrosa. Y lo importante de este fenómeno, es que nos permite a los seres humanos estar en medio de diferentes situaciones inclusive adversas y aun así,  poder disfrutar el vivir. Podemos estar en medio de una tormenta de problemas y a pesar de ello poder dormir profundamente, poder estar tranquilos y encontrarle sentido a la vida. La felicidad es la gran capacidad humana de poder disfrutar de la vida a pesar de los diferentes avatares que esta nos presenta.
Entonces la felicidad es un estado de ánimo, que nos produce satisfacción, goce, contentamiento y que rico es cuando uno se siente así. Bueno entonces hay que procurar tener una estructura psicológica, de tal manera que en forma de hábitos, rituales y costumbres nos esté catapultando constantemente a un estado donde podamos sentirnos realizados, de tal manera que esto nos permita, el poder disfrutar de cada momento de nuestro paso por este mundo. Menciono esto porque, la vida está compuesta por momentos y si no los disfrutamos, entonces los estamos desperdiciando y esto es como que te regalen ochenta mangos maduros, sabrosos y solo te comas veinte, quiere decir que dejaste de disfrutar sesenta, esto según el sentido común sería un pésimo negocio. ¿Cuántos años nos regala Dios o la vida?, ochenta, setenta, sesenta, bueno lo importante es que disfrutemos lo más que podamos. Y creo que hace mejor negocio el que de veinte mangos se come doce que aquel que de ochenta se coma solamente veinte. Esto nos indica que si solo viviéramos treinta y tres años como le sucedió a Jesucristo de Nazaret, pero bien disfrutados, es mucho mejor negocio que vivir ochenta, rumiando dolor, odio y amargura. No sabemos cuánto vamos a vivir, ni cuándo vamos a morir, porque la muerte viene como ladrón en la noche, pero si podemos decidir ser felices en todos los años que nos queda por vivir. Quiero hacer énfasis en que la felicidad no es una conducta, no es una mueca sonriente, no, la felicidad es un estado de ánimo, es una situación interior, que nos permite estar bien, alejados de la desesperación, del estrés y de la depresión. Muchas veces tenemos que sonreír cuando lo que queremos es llorar, otras veces hablamos de felicidad pero ni nosotros mismos nos las creemos ya que no la sentimos, la felicidad no es hablarlo, sino que es sentirlo y a partir de aquí hablarlo. Hablar de felicidad, es superficial, lo importante es sentirla, vivirla. Muchas veces he escuchado a diferentes personas hablar de lo importante de ser felices, pero los observo tristes, amargados, con relaciones interpersonales dañinas y entonces en dónde quedaron los discursos. Bueno, los discursos quedaron en el aire porque provenían fundamentalmente de la parte cognitiva y lo importante en la felicidad es sentirla, vivirla y esto tiene relación fundamentalmente con la parte afectiva. No tengo que sonreír siempre que estoy feliz, pero cuando estoy feliz, disfruto y cuando disfruto, mi carácter se dulcifica y cuando esto sucede mis relaciones humanas mejoran. Y si no, observa a las personas, cuando el equipo de sus amores gana, qué pasa, bueno sencillamente están felices y están más dispuestas a celebrar con gritos de júbilo, a abrazarse y sentimos entonces en ese momento, que la vida vale la pena vivirla y nos olvidamos por algunos instantes de las penas de este mundo y este es el milagro de la felicidad. Observa también al enamorado, qué pasa, bueno se siente en plenitud, está feliz, mira brillante al mundo, a la amada o al amado sin defectos, es la felicidad del amor, es un milagro psicológico, es la terapia de las endorfinas, esto también es un milagro, algo mágico. Por eso la Biblia dice que Dios es amor, en otras palabras, una fuente inagotable de felicidad para el que cree.
La felicidad no nos deja estáticos sino, que nos transforma, nos permite sentirnos realizados y en estas condiciones somos más productivos, estamos más dispuestos. En esta lógica de ideas vale la pena buscarla, encontrarla y vivirla. La felicidad no es una filosofía aunque esta nos puede ayudar en la búsqueda. La Felicidad es una vivencia. Toda orientación, toda terapia tienen como propósito final, ayudar al sufriente a ser feliz. Sin felicidad, qué queda para nosotros, bueno, tristeza, amargura, soledad, vacío existencial. Jesús prometía paz para sus seguidores y la paz es una manera de llamar a la felicidad es decir, que cuando alguien tiene paz en su interior, prácticamente tiene altos niveles de felicidad. Jesús decía que él daría una paz, pero no como la dan los hombres, y ¿cómo dan la paz los hombres?, ¿cómo dan la felicidad?, bueno el ser humano parte de lo externo para entregar felicidad, es decir por medio de los bienes, de las propiedades, de las joyas, del dinero, etc., pretende de esta manera equivocada ser feliz él y hacer felices a otros. Este estilo de vida no ha tenido los mejores resultados y abundan las historias de personas adineradas, con todas las comodidades que el dinero nos puede conseguir en este mundo materialista, pero, que no logran ser felices, sino que viven llenos de amargura en medio de la riqueza. Jesús en cambio hablaba de una felicidad, de una paz que se alcanza desde el interior hacia afuera.
Este es un concepto interesante, que nos permite a nosotros los seres humanos el poder aspirar a un estado de animo de plenitud, de felicidad, de contentamiento, indistintamente, de si somos materialmente hablando ricos o pobres. En ambos niveles: riqueza o pobreza material, se puede alcanzar la felicidad en proporciones elevadas. Jesús, quien definió el concepto, lo predicó y lo vivió, nos dio un ejemplo y una lección de cómo sucede esto.
Jesús era pobre, nació en Belén de Judea, que era un lugar recóndito y pobre del medio oriente asiático. Se creció con carencias económicas y bajo el dominio explotador de un imperio de hierro como lo era el imperio romano. Era carpintero, que al igual que en los tiempos de hoy, era una profesión humilde, para gente de escasos recursos económicos. Nunca fue a la Universidad ni visitó países desarrollados, pero sin embargo era un hombre plenamente feliz. Esto es una lección que nos indica que la fuente de la felicidad no está en las cosas materiales y esto es sencillamente porque la felicidad no es algo externo a nosotros sino, que es un estado de ánimo interno. Y si tú entiendes esto y tratas de ponerlo en práctica, estás iniciando el trayecto de la felicidad en este mundo. Te pueden robar los bienes materiales, las joyas, los carros, etc., pero nadie te puede robar la felicidad a menos que tú lo permitas.
Jesús en cierta ocasión se encontraba profundamente dormido en una barca, en el mar de galilea, de repente el mar se embraveció, las aguas se agitaron y se transformaron en tremendas olas, los discípulos de Jesús, quienes eran expertos pescadores y marinos, estaban asustadísimos, sin embargo, Jesús dormía profundamente. Cómo es posible, que un hombre pueda dormir a plenitud en medio de la tormenta. Bueno la única respuesta que se me ocurre, es que Jesús tenía un nivel de paz interior, de felicidad, tan elevado, que las dificultades externas no le interrumpían su buen vivir, en este caso su buen dormir.
Nosotros, sin embargo, nos afligimos por cualquier cosa y nos ponemos tristes y nos desesperamos y entonces dejamos de disfrutar, lo que indica que la felicidad se aleja de nosotros. Muchas de las cosas que nos afligen, por no decir la mayoría, no valen la pena. La aflicción, la tristeza, el estrés, son enemigos de la felicidad, que traen consecuencias muy dañinas para la humanidad. Muchos se preocupan hasta niveles peligrosos, por las notas escolares, otros por las deudas económicas, otros porque se están quedando solteros, otros porque se están casando, otros porque se están divorciando, porque no tienen dinero o porque tienen demasiado, porque se perciben feos, etc. Tenemos tendencias a las preocupaciones y estas, qué nos heredan: parálisis faciales, derrames cerebrales, alergias psicosomáticas, gastritis nerviosas, vidas intranquilas y afligidas, que en algunos casos, terminan trágicamente en ataques cardíacos. Bueno todas estas cosas productos de vidas preocupadas, son dañinas, por lo tanto debemos con más razón que nunca, procurar ser felices, vivir en paz interior. No importa cuántos años vivamos, disfrutemos cada uno de los momentos que los conforman, en el trabajo, en la escuela, en la familia, en el campo de deporte, en todos lados. No perdamos más el tiempo y decidamos hoy con todas las fuerzas de nuestra voluntad, ser felices, encontrarle sentido a esta vida tan llena de misterios y de cosas bellas. Disfrutemos con nuestros amigos, con nuestras parejas, con nuestros familiares, no posterguemos para el día de mañana, lo que podemos hacer hoy. Si quieres comerte unas buenas pupusas, hazlo, si quieres ir a la playa, hazlo, si quieres viajar, lucha por lograrlo. Si te casaste lucha por estar con tu pareja, esto aumenta la felicidad de ambos, disfruta de los hijos, por lo tanto acompáñalos durante el proceso de desarrollo. Disfruta el aprendizaje producto del esfuerzo, asómbrate como los griegos, no te aflijas ni  te desesperes por las notas escolares, que esas no significan mayor cosa. Se mayéutico y alégrate y se feliz cuando descubras la verdad. La vida tiene tantas cosas para hacernos felices que no tiene sentido incomodar mi vida interna por cuestiones externas, pasajeras y materiales.
Nunca se te olvide, que nadie es dueño de tu felicidad, en gran medida tú eres el arquitecto de tu infraestructura psíquica, por lo tanto, no entregues la alegría, la paz, el contentamiento, en las manos de nadie, no permitas que otro u otros decidan en esto, porque para nosotros los seres humanos, la esencia ontológica está en nuestro interior y es ahí mi querido lector donde se encuentra la fuente de la eterna felicidad. Ese es el campo de batalla en donde debemos ser grandes luchadores que nos permita vencer los malos hábitos, los perversos resabios del inconsciente, las alienaciones dañinas, que nos impiden disfrutar de la vida como se debe. Somos libres y dueños de nuestro ser y la meta principal de cada uno debe ser la plena realización de si mismo, porque si no es así, entonces, cuál es el sentido de la vida. Debemos dignificar el más allá con una vida rebosante de felicidad en el más acá.
Si eres alguien que tiene muchas cosas buenas y deseables como una buena esposa, buenos hijos, un buen trabajo, buena casa, suficiente comida y aun así sientes que algo te falta, entonces enciende los sensores de alarma y busca en tu interior, el porqué de ese vacío existencial, reflexiona con conciencia objetiva alrededor de esa tristeza que te aflige, pregúntate si lo que te preocupa vale la pena, si es importante, si tiene solución y es muy posible que cuando te respondas te darás cuenta que tu vacío es simplemente una percepción equivocada y torcida de la vida y de lo que ella ofrece. Vivir vacío no es vivir en felicidad, el humano feliz le encuentra un sentido a la vida y entiende que la vida tiene un propósito por lo menos en un sentido práctico y este se resume en vivir en alegría, en buenas relaciones con mi prójimo, con mi colega, con mi pareja, con mis hijos, en poder comer, trabajar, jugar y divertirme con intensidad, en dar y recibir amor, en alegrarme con la alegría de otros, en entender que la pulsión de vida debe ser moldeada alrededor de la felicidad, para que la vida se dignifique y no se vaya a contaminar con desánimos o intenciones perversas.

CAPITULO II
¿QUÉ LA PRODUCE?
Ya mencionamos en el capitulo anterior, que la felicidad es un estado de animo al interior del ser humano y que es ahí donde nace. Por supuesto que el interior del ser humano en el plano psíquico, no se encuentra en el estomago, en el hígado, ni en el corazón, aunque este órgano es utilizado poética y románticamente para ilustrar el amor y la felicidad. Lo cierto es que el interior psíquico es competencia del cerebro, el órgano más maravilloso y complejo que existe. Es precisamente, al funcionamiento cerebral, neuronal, al cual hacemos referencia cuando hablamos del interior humano. Y la pregunta clave aquí en relación con nuestro tema, es: ¿qué es lo que sucede, que provoca que el funcionamiento cerebral nos de una sensación de felicidad, de contentamiento o por el contrario, de amargura, de vacío, de tristeza?
El objetivo de este trabajo no va por el detalle de la explicación neurológica, sino más bien por la temática de las percepciones. Lo cierto es que el cerebro, es el lugar en donde se anidan todas nuestras experiencias, buenas o malas, nuestros conocimientos profundos o simples, nuestras intenciones vulgares o nobles. Es en ese órgano donde convergen el id, el ego y el superego, entrelazados entre las fronteras del consiente, el preconsciente y el inconsciente y todos estos elementos conforman lo psicodinámico o vida interior, y esta conformación es la que nos permite o tener una sensación dulce, agridulce o agria de la vida. Es decir, son las percepciones y la manera en que se acomodan en nuestro interior las responsables de nuestras actitudes positivas o negativas. Por lo tanto mientras unos tienen una visión apocalíptica de la vida y miran demonios, desastres y crisis por todos lados, viviendo entre ansiedades y depresiones, llenos de angustias y pastillas para los nervios, otros disfrutan de la vida, con profunda fe en que el mañana será mejor que el hoy y que este es mejor que el ayer. Cuál es la diferencia, bueno simplemente las actitudes producto de las percepciones mal o bien acomodadas. Po lo tanto debemos reflexionar profundamente para impactar nuestro interior y procurar construir actitudes fuertes, solidas, maduras que nos permitan enfrentar los problemas de manera positiva, de tal forma que las dificultades no nos desanimen sino que nos estimulen a la lucha con espíritu de victoria, de que las cosas van a salir bien, de que al final de la oscuridad hay un sol brillante, de que el mañana trae cosas buenas. Hay que reflexionar sobre esto, absorberlo, practicarlo, repetir el ejercicio, hasta que se nos vuelva un hábito, cuándo esto ocurra, podríamos decir entonces que nuestro ser, es decir, nuestro funcionamiento cerebral ha sido impactado positivamente.
Cuando las preocupaciones financieras, familiares o amorosas toquen la puerta de tu vida, sumérgete en tu interior y somételas al escrutinio del análisis de las cosas prioritarias y te darás cuenta entonces que es tu interior y no lo externo lo que produce la felicidad. ¿Te das cuenta? Entonces ya te quedo claro, dónde está la fuente de la felicidad.

CAPITULO III
¿CÓMO LA IMPLEMENTAMOS?

Vivimos convenciéndonos a nosotros mismos de que la vida será mejor después de que nos matrimoniemos, después de que venga el primer hijo, cuando este llega, después del segundo, etc. Cuando tenemos a nuestros niños nos sentimos preocupados y a veces estresados por lo mucho que molestan, entonces decimos, seremos felices cuando dejen de ser niños y maduren, pero llegan a los doce años y el asunto se pone peor pues arriban a la etapa de la “rebeldía sin causa”, es decir la temible adolescencia, en la cual son difíciles de tratar y a todos los padres nos salen canas verdes. Ciertamente, nos decimos, seremos más felices cuando salgan de esa turbulenta etapa. Posteriormente empezamos a pensar que nuestra vida estará completa cuando a nuestro esposo o esposa le vaya mejor en el trabajo es decir que gane más, cuando tengamos un mejor carro o una mejor casa, cuando nos podamos ir de vacaciones sin penurias, cuando estemos jubilados, cuando no tengamos que trabajar para vivir. La verdad, queridos lectores, que hay que dejarnos de excusas y es que no hay mejor momento para ser felices que AHORA, que ya, today.
¿Si no es ahora? , ¿Cuando? Nuestra vida siempre estará llena de retos y de problemas, eso es lo natural en la vida, por lo tanto es saludable que admitamos esto y a partir de aquí, decidir ser felices de todas formas.
Un pensamiento que me encanta es el siguiente: “Por largo tiempo parecía para mí que la vida estaba a punto de comenzar, la vida de verdad. Pero siempre había un obstáculo en el camino, algo que resolver primero, algún asunto sin terminar, tiempo por pasar, una deuda que pagar, entonces la vida comenzaría. Hasta que me di cuenta que esos obstáculos eran mi vida.” (Alfred D. Souza)
Esta perspectiva me ha llevado a reflexionar y a entender que no hay un camino hacia la felicidad sino que la felicidad es el camino y que hay que construirla todos los días de nuestra vida, pero vale la pena y tiene sentido hacerlo.
Así que atesora y valora cada momento que tienes, y atesóralo más cuando lo has compartido y lo sigues compartiendo con “alguien especial” (pareja, hijo, padre, etc), lo suficientemente especial para compartir tu tiempo, y recuerda que el tiempo no espera por nadie y no se puede reciclar, si lo dejaste ir no lo puedes recuperar, pero que esto no te frustre, no tiene sentido, simplemente si ya desperdiciaste algún tiempo en cosas banales, aprovecha lo que te queda.
Así que deja de esperar hasta que termines la universidad, hasta que termines la maestría, el doctorado, hasta que bajes las quince libras de más, hasta que tus hijos se vayan de casa, hasta que te cases, hasta que te divorcies y te libres de esa pareja “siniestra”, hasta el fin de mes (que te paguen), o el final del año (el aguinaldo), hasta el invierno, hasta el verano, o hasta que casi mueras por el infarto fulminante, para decidir que no hay mejor momento que este para decidir ser feliz…
La felicidad es un trayecto, no un destino.
Entonces podríamos decir a manera de conclusión que para implementar la felicidad pasa por un acto de nuestra voluntad al cual le denominaremos decisión. Hay que decidirnos con toda la fuerza de nuestra voluntad a ser felices hoy, inmediatamente a partir de la lectura de este ensayo y esto, llueva, truene o tiemble. Ni un paso para atrás, sino es así la duda y la indecisión nos va a consumir.
Un joven le pregunta a su maestro: “hasta cuando debo esperar para decidirme a ser feliz” y el maestro le responde, “hasta que no tengas problemas”, pero, le replica el joven: “Yo no se cuando eso va suceder”, “entonces le dice el maestro, si no lo sabes, empieza Ya” y otro alumno se le acerca y le dice: “y con qué tanta fuerza de voluntad debo decidir ser feliz” y entonces el maestro lo agarra por el cuello, lo lleva al río más cercano y lo hunde en el agua y después de cincuenta segundos, el alumno desesperado logra salir y con gran ansiedad y desesperación aspira aire para sobrevivir y el maestro le dices: “cuando decidas y busques ser feliz con la misma fuerza y necesidad conque buscaste y aspiraste el aire, de seguro la vas a encontrar”.
Entendieron el mensaje, entonces a ser felices se ha dicho.
Nota: y para los que creemos en Dios les quiero recordar y enfatizar que en este esfuerzo no estamos solos.
Juan 10:10
“Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”.
Mateo 11:28
“Venid á mí todos los que estáis trabajados y cargados, que yo os haré descansar”.

                                                        FIN

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